Hace un tiempo atrás, cuando todavía era estudiante en el Instituto Bíblico Betel Central de las Asambleas de Dios, llegó a mis manos un libro de devocionales, entre los cuales estaba una historia que impactó en gran manera mi vida.
Y la historia era sobre un misionero en la India que se encontraba cerca del rio Ganges, descansando, y como de todos es sabido la India es conocida por su gran arraigo de la idolatría, según estudios, tienen más de tres millónes de dioses y entre sus principales está el gran rio Indo
Ganges.
Pues la historia se desarrolla a la orilla de este famosos rio. El misionero que descansaba cerca del mismo, pudo a lo lejos observar a una mujer con dos pequeños a su lado, uno de ellos con muletas, ya que sufría de impedimento físico, el otro chiquillo, parecía gozar de buena salud y de cero impedimento, la mujer se inclinaba al rio en señal de adorarle y rendirle tributo u ofrenda. El misionero que a lo lejos observaba todo, nunca pensó que la mujer le sorprendería, ya que ésta arrojó al rio a su pequeño hijo el que no tenía ningún impedimento. Ante tal espeluznante escena el misionero corrió hacia donde estaba la mujer, la cual se deshacía en lágrimas, viendo como su hijo era arrastrado por el rio. Al llegar donde ella, el misionero le pregunta: señora, nunca pensé que usted hiciera tal cosa, con uno de sus pequeños hijos, y ahora le preguntaré, ¿porqué no ofrendó al rio a su hijo inválido? la señora un poco entre sorprendida y molesta por la magnitud de la pregunta, le respondió, señor no sé que tipo de Dios tienen ustedes, pero nosotros al nuestro le damos lo mejor. no lo dañado o lo que no queremos. Entiende le damos lo mejor.
Que impactante. Tenemos al Dios Verdadero, el cual a diario nos hace estrenar, ya que en el Libro de Lamentaciones dice que sus misericoridias son nuevas cada mañana y que grande es su fidelidad. y en Juan 3:16 dice que de Tal manera nos amó que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que Él cree no se pierda, más tenga vida eterna.
Nuestro Dios es lo máximo, y ahora pregunto ¿Que le estamos dando?
lamentablemente decimos que le amamos, pero nuestras acciones muchas veces dicen lo contrario.
Por ejemplo:
Se pasa más tiempo trabajando, divagando que en comunión con él .
En cuanto a nuestras finanzas, nos alegra que sea nuestro proveedor, pero a la hora de ofrendar, nos duele la mano.
Agradecemos que nos tenga reservadas cientos de promesas, pero no leemos su Palabra. y es más no queremos obedecerle.
Si le amamos, ¿por qué se le dan las sobras de todo?
Nuestro Señor se merece lo mejor de lo mejor, calidad de tiempo, calidad de vida consagrada a él, calidad de familia, calidad de ofrendas y calidad de comunión con él.
No olvidemos que él dijo: "Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas..."
Es tiempo de dar lo mejor de lo mejor a Cristo el dueño de nuestra vida.
Los talentos, dones, habilidades y destrezas Cristo nos las dió para que le sirvamos y le honremos.
Tomemos tiempo para meditar en esto y reflexionar en oración delante de él, valorando sobre lo que a diario ofrecemos a nuestro leal y fiel rey.
Con todo amor para tí y para mí.
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