domingo, 25 de octubre de 2009

UNA HERENCIA PODEROSA DE DIOS



En esta oportunidad se hablará de la influencia de los padres sobre los hijos. Mucho se ha dicho que la sociedad es el fiel reflejo de la familia. Y los testimonios que la sociedad da, evidencian sobre la herencia que los padres dejan a sus hijos. La sociedad está intoxicada de mentira y de pecado, y alto es el precio que se tiene que pagar. Cuando se habla de herencia, no solo se debe pensar en bienes materiales o cuentas bancarias, eso a la larga se agota, pero sí en cambio se heredan valores, principio y un estilo de vida que evidencie a Cristo en el corazón todo cambiaría.
la palabra de Dios en el Salmo 112: 1 -2 dice:
Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra;
La generación de los rectos será bendita.
¡Generación bendita y poderosa! Es el resultado de obedecer a Dios y cumplir sus mandamientos.
Veamos algunos ejemplos de familias que dejaron un legado a la sociedad por vivir de acuerdo a las ordenanzas y preceptos divinos:
William y Catherine Booth
Los hijos de tus siervos habitarán seguros, Y su descendencia será establecida delante de ti. (Salmo 102.28).
William y Catherine fueron siervos consagrados del Dios Altísimo. Ambos obtuvieron una herencia de piedad de parte de sus padres que vale la pena conocer. William fue fundador del “Ejército de Salvación”. Durante muchas décadas ésta denominación fue una poderosa fuerza para la salvación de multitudes de personas. William se consagró por completo a Dios y a la salvación de las almas perdidas. Su esposa era de la misma clase de personas dedicadas a Dios, y se daba a sí misma continuamente como un sacrificio vivo para el reino de Dios. El Señor bendijo a ese matrimonio con ocho hijos.
Parece ser que ellos obtuvieron el perfecto equilibrio mencionado anteriormente en cuanto a edificar el reino de Dios. No había duda en los corazones de los hijos de William y Catherine Booth en cuanto a la consagración de los padres. El ambiente del hogar fue contagioso. El buen ejemplo de su hogar se reveló con claridad y la instrucción estuvo llena de los propósitos de Dios. Todos los hijos maduraron y escogieron andar en las pisadas de sus padres… ¡cada uno de los ocho! El Señor los esparció a distintas partes del mundo como misioneros. Ellos compartían su fe en algunas de las ciudades más grandes del mundo. Buscaban a los menos beneficiados de la sociedad para salvarlos, como lo hicieron sus padres.
Estos ocho hijos tuvieron 45 hijos propios. ¿Puedes adivinar lo que hicieron estos 45 nietos de William y Catherine? Ellos observaron las vidas de sus padres completamente dedicadas al Señor y se dieron cuenta que sus padres amaban a Dios. Al ver la vida cristiana genuina en sus padres, cada uno de los 45 nietos escogió servir al Señor. Cada uno se dijo a sí mismo: “¡Voy a andar en el ejemplo de mis padres!” Todos se fueron a distintas partes del mundo a trabajar como misioneros.
Hudson Taylor
En la vida de Hudson Taylor se observa otro ejemplo de lo que es la herencia de la piedad. Hudson fundó la China Inland Mission (“Misión al Interior de China”). Un gran porcentaje de lo que está pasando en China hoy en día se puede trazar hasta los labores pioneras de Hudson en ese país. Hay millones de cristianos en la actual China a causa de una pareja que pasó la antorcha de la fe a sus hijos.
Sin embargo, tres generaciones de ardientes y celosos metodistas antecedieron a Hudson. El bisabuelo de Hudson Taylor, James Taylor, sentó un fundamento que se mantuvo por muchas generaciones. James Taylor se convirtió el día de su boda, luego de escuchar a Juan Wesley predicar sobre los hogares piadosos. El texto de aquel mensaje fue “pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24.15). Allí mismo en su granero, el día de su boda, James se arrodilló y rindió su vida a Jesucristo. Por eso, ¡ él llegó tarde a su propia boda, porque estaba orando para que Dios bendijese su hogar!
Este bisabuelo llegó a convertirse en un predicador laico metodista. Él engendró varios hijos, y todos ellos se criaron con el mismo celo que consumía a su padre. Luego, todos estos hijos tuvieron sus propios hijos, quienes de igual modo llegaron a convertirse en predicadores muy fieles y capaces. ¿Puedes ver el ciclo? Es una hermosa descripción y un ejemplo digno de imitar, ¿verdad? Ahora bien, de todos esos nietos de James, uno de ellos fue el padre de Hudson.
Cuando Hudson todavía era un niño, su padre oró diariamente: “¡Oh Dios, manda misioneros a China!” En aquel entonces había muy pocos misioneros en ese lugar. A diario, el niño Hudson escuchó esas oraciones y las mismas caían como gotas de misericordia en su tierno corazón. A sus seis años de edad, Hudson se apartó a solas con Dios, y le dijo: “Dios, me presento ante ti para ir a China”. Desde aquel día en adelante, el corazón de él se consagró para la obra de Dios entre los inconversos de China.
La historia de Hudson no termina con su muerte. Las generaciones de predicadores siguen hasta la generación actual. Ya hay nueve generaciones de predicadores en la genealogía Taylor. En la actualidad, uno de estos predicadores es misionero en Tailandia. ¡Nueve generaciones de predicadores! ¡Es un ejemplo maravilloso de una herencia para Dios!
¡Oh, Dios... danos una visión!
Una que nos consuma,
Que nos motive,
Que cambie nuestras prioridades,
Que nos aparte cuando estemos demasiados ocupados y
Que el mundo no pueda oscurecer en nuestra vida.

Jonathan Edwards
Ahora enfoquémonos en una historia más sobre la herencia para Dios . Dios usó a Jonathan Edwards hace 250 años atrás para traer el avivamiento a la parte oriental de los EE.UU. Jonathan y Sara, su esposa, se comprometieron al Señor. La herencia cristiana de ellos se puede trazar en sus antecesores durante tres generaciones. Ellos comenzaron su matrimonio, sentando un firme cimiento y una visión de un hogar lleno de hijos fieles. Dios les dio once hijos y ellos se los devolvieron al Señor.
Al estudiar las vidas de Jonathan y Sara se nota que fueron ungidos por el Espíritu Santo. El fruto de esa unción se manifestó tanto en su hogar como en los demás aspectos de sus vidas. El orden en el hogar y el carácter de los hijos fueron tan notables que muchas personas los imitaron. Tales fueron sus atributos que el célebre predicador inglés George Whitefield, al conocerlos, cambió su actitud negativa con respecto al matrimonio. Y el notable guerrero de la oración y misionero David Brainerd planeaba casarse con una de las hijas de Jonathan, pero la pulmonía mató a David antes que la boda se realizara. La descendencia de los Edwards es maravillosa y es también un poderoso ejemplo de una herencia de múltiples generaciones piadosas.
Cinco generaciones de luz
Hace algún tiempo, en el estado de Nueva York, realizaron un estudio de la descendencia (hasta cinco generaciones) de Jonathan y Sara. Los números exactos no se saben, pero las estadísticas reportadas a continuación nos dan a entender la influencia que tuvo ese matrimonio. De cinco generaciones de descendientes de Jonathan se pudieron contar 729 hombres. De éstos 729 hombres por lo menos 200 de ellos llegaron a convertirse en predicadores y 65 fueron maestros en varias escuelas bíblicas. Trece de los descendientes fueron presidentes de universidades y sesenta fueron autores. Muchos de ellos trabajaron en el servicio público, contando así a más de cien que ejercieron el derecho o fueron elegidos como jueces. Además, 60 de éstos hombres se titularon como doctores y hubo unos cuantos que fueron elegidos senadores y gobernadores de algunos estados de los EE.UU. Y hasta uno de los descendientes de Jonathan y Sara logró convertirse en vicepresidente de los EE.UU. Todos éstos hombres fueron descendientes de una sola pareja que se consagró a criar a sus hijos para Dios.

Servir a Dios en Familia vale la pena, la herencia trasciende las generaciones.
Pero igual cuando la familia decide vivir apartada de Dios y de su Palabra los resultados son desastrosos y muy oscuros como el ejemplo que sigue:
Cinco generaciones de oscuridad
En el estado de Nueva York igualmente hicieron otro estudio en cuanto a una descendencia impía. Vale la pena fijarnos en este estudio, ya que el mismo demuestra lo que sucede cuando nos negamos a realizar nuestras responsabilidades. Max Juke y su hermano se casaron con dos hermanas. Ellos no fueron cristianos y rechazaron las enseñanzas de la Biblia. Más bien, ellos optaron vivir egoístamente y escoger su propio camino.
Dentro de las cinco generaciones descendientes de ellos sumaron 1.026 personas, incluyendo a las mujeres. De estos descendientes, 300 murieron antes de tiempo a causa de haber llevado una vida dura. 140 de ellos fueron encarcelados en un promedio de trece años cada uno y 190 mujeres de su descendencia fueron prostitutas. Además, alrededor de cien de los descendientes de estos dos hermanos fueron alcohólicos. Según los datos del estado de Nueva York (y esto para el año 1900, cuando el dólar tenía mucho más valor), el costo de cuidar a tantas personas descarriadas costó $1.200.000,00. ¡Cuán diferente al primer grupo estudiado! De cierto.
“la justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones” (Proverbios 14.34).
Cada padre y madre de familia debe ponerse en la brecha para que cada uno de sus descendientes sea un edificador de ruinas y con la capacidad de poner los cimientos de generación en generación.
Isaías 58:12 Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
Isaías 61:4 Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.

Es momento de restaurar la familia, de levantar las ruinas antiguas y sacar de los escombros a muchas generaciones para se conviertan en hombres y mujeres que vivan bajo el mando de nuestro Hacedor.

LEVANTEMOS UNA HERENCIA PODEROSA PARA DIOS...
Con amor para ti y para mí…

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