Muchas personas , no disfrutan de una vida plena y abundante, por variadas razones, unas por que viven atadas a sus temores más oscuros o a su pasado vergonzoso o simplemente viven sumidos en la amargura que ha echado raíces profundas en su corazón, estas personas morirán y jamás experimentarán la verdadera felicidad que genera una vida libre de ataduras.
Fernando Savater en el capítulo uno de su libro “Ética para Amador” dijo: “se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no dejan vivir”1
Uno de esos modos que no dejan vivir plenamente es la falta de perdón, este ata a la persona y no la deja disfrutar de lo que la vida le da. Por eso es necesario vivir determinado a perdonar los agravios desde los más crueles y viles hasta los superficiales o caprichosos y disfrutar al máximo el paisaje brillante al que conduce la llave del perdón en la persona que lo experimenta.
El perdón es el ungüento que sana las heridas del alma agonizante.
Actualmente están a la orden muchas enfermedades que a diario amenazan con destruir el sistema endocrino de la persona, los facultativos tratan de controlarlas con variados medicamentos, los cuales muchas veces combaten la enfermedad desde su raíz, o solo sirven para mantener a la persona aliviada pero no curada. Ahora bien, también es necesario aclarar, que existen enfermedades del alma que su sintomatología se puede evidenciar por lo que la persona dice y hace o por el rostro de piedra que no deja dibujar una sonrisa, éstas personas justifican su proceder y se encierran en la coraza de la injusticia, de los gritos o se dejan caer en los brazos de la ira incontrolable y para desahogarse buscan la venganza o se sumen en los vicios, los cuales dan alivio y aparentemente calman el dolor pero; no tratan la raíz del problema.. ¿Disfrutan ellos de la vida plena? La respuesta es no, no pueden disfrutar porque son prisioneros de su pasado y de su falta de perdón.
La falta de perdón hace que la persona herida, mantenga enganchada a quien le hizo daño, como pez en anzuelo. Muchas veces y cosa que no debería ser, el que hizo daño fácilmente olvida, pero el agraviado u ofendido no y mueren y se llevan a la tumba la amargura que como gangrena se esparce por toda su alma. Pero lo más cruel de todo esto es que la persona que no perdona, esparce su veneno hacia sus seres queridos y les lastima hasta provocarles llagas en el alma. Se vuelve un círculo vicioso de violencia y destrucción, que ahoga la felicidad y hace flotar el dolor ya no solo personal sino colectivo.
¡Qué triste es tener anemia en el alma!, se acorta la visión de vida y se vuelven miopes que solo ven de cerca su pasado, pero no su presente y futuro.
La enfermedad del alma no se cura con medicamentos cosméticos como el alcohol, las drogas, la sed de venganza o la violencia, esos falsos “remedios” vuelven crónica la enfermedad, y aúnan a que el cuerpo se enferme como por ejemplo de cirrosis, cáncer, colitis, migraña, artritis entre otras enfermedades causadas por tratarse mal la enfermedad de la parte intangible de nuestro ser. . Aclaro, que las enfermedades antes mencionadas no siempre son causadas por falta de perdón.
¿Cuál es la cura, entonces, para este mal anímico? ¿Cuál es su costo? ¿Cuáles son sus beneficios?
La medicina segura contiene seis grafías que unidas hacen un sonido potente como rayo que atraviesa el firmamento del corazón ¡P E R D Ó N! Muchos la rechazan, porque consideran que la persona que lastimó no merece nuestro perdón. Pero si Cristo nos perdona, como vil pecadores que somos, cuando compungidos llegamos a él y nos arrepentimos, nos perdona y nos hace nuevas criaturas (II Corintios 5: 17) ¿Qué derecho tiene el ser humano de no perdonar?
En cuanto al costo que esta medicina posee como valor agregado, se denomina voluntad. El perdonar es una decisión que voluntariamente ejerce cada persona. Y cuando ese momento se hace palpable, el anzuelo que enganchaba el pasado se rompe y el agraviado es libre.
El que perdona recibe además los siguientes beneficios:
a) Felicidad plena
b) Libertad
c) Recordará el pasado, pero ya no con dolor. Aclaro que perdonar no significa olvidar, es dejar de sangrar internamente.
d) Cicatrizan las heridas y en su lugar hay un jardín fragante de paz.
e) Vivirá para disfrutar las bendiciones que el cielo le da.
f) Podrá ahora dibujar una perfecta sonrisa que contagiará a los que estén a su alrededor.
g) El alma recibe una descarga de hemoglobina, evitando así el cansancio de la vida y generando unos deseos intensos de vivir en plenitud.
¿Qué esperas para empezar a vivir? Dejemos que el ungüento del perdón esparza ese olor fragante y contagie el corazón de nuestra familia y sociedad.
1 Savater, Fernando ´”Ética para Amador”. Editorial Ariel, SA. Barcelona 15º edición: marzo 1993. página 9
Autora: Luisa Loida Torres (Carmen Godoy)
Con amor para ti y para mi.