sábado, 6 de agosto de 2016

El verdadero descanso


Después de una larga jornada de trabajo es tan ansiado el deseo de regresar a casa para descansar y estar con los seres amados, asimismo se anhela el fin de semana o una vacación agostina o navideña para cambiar de rutina y descansar de todos los avatares con los que día a día luchamos.
Ahora la pregunta es ¿descansar de qué? ¿de las demandas que nos impone la sociedad? ¿Del estrés que resulta después de horas y horas de productividad? ¿Descansar del trabajo que a lo mejor no nos gusta, pero que ni modo, hay que sobrevivir?
Claro está que existe todo un abanico de argumentos que justifican el porqué descansamos.
¿Entonces no merecemos reposar y estar en quietud?
Dios descansó después de haber creado todo cuanto existe e incluso el día de reposo era un decreto divino, hasta las tierras después de seis años de trabajo al séptimo año era obligación que las dejaran reposar, y entrar en el año sabático. Y el propósito del descanso no es solo cambiar de rutina, sino renovar fuerzas. ¿Pero en realidad comprendemos que es el descanso?
Jesucristo dijo en Mateo 11:28
Venid a mí todos los que estéis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
En realidad lo que agota no es tanto lo externo, sino la carga interna que llevamos, los problemas y situaciones difíciles que tenemos que sufrir, muchas veces en silencio y sin nadie con quien compartirlas y ante esta situación no hay vacación que valga, porque aunque se cambie de rutina, la carga espiritual siempre estará sobre nuestros hombros.
Pero cuando llegamos ante Cristo, nuestro sustentador y ponemos todos nuestros afanes, preocupaciones y cargas espirituales, encontramos el verdadero descanso o reposo.
Juan de la Cruz, el poeta de la mística y ascética, comprendió el significado de estar en intimidad con Dios, èl sabia que en la intimidad con Jesucristo, hay paz y reposo, el alma sedienta es saciada de paz y amor intenso que llega hasta los tuétanos y nos hace olvidar de todo afán y ansiedad que el día a día pueda traer.
Quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado. Noche oscura de Juan de la Cruz.
finalmente, puedo decir que descansar no es solo dejar de hacer lo que nuestras obligaciones nos demandan, el reposo no es cambiar de ambiente o ir de paseo o estar en casa durmiendo largas horas, si así fuera, entonces porqué muchos reniegan cuando llega el lunes y hay que presentarse a los menesteres de la vida. El descanso lo podemos disfrutar en todo momento, solo Jesucristo nos hace experimentar solaz y paz, y esto se logra cuando dejamos que él llene por completo cada àrea de nuestra vida y ponemos ante èl toda carga que en todo momento puede agobiarnos.
Descansemos en Dios cada día y cuando las vacaciones lleguen nuevamente, las disfrutaremos al máximo.
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (S.Juan 14:27 RVR1960)
Con amor para ti y para mi.
Luisa Loida Torres