Un anciano Cherokee contaba a su nieto acerca de la lucha que se desarrollaba
dentro de sí mismo. Ésta era entre dos lobos...
"Uno es diabólico: iracundo,
lujurioso, arrogante, mentiroso, falso predicador, vanidoso, resentido, ladrón,
abusador y asesino.
El otro es bueno: pacífico, amoroso, sereno, humilde, generoso, compasivo, fiel, bondadoso, benevolente y honesto".
El nieto, después de unos minutos de reflexión, preguntó a su abuelo: "¿Y qué lobo ganará?" El anciano Cherokee simplemente respondió: "El que yo alimente".
El otro es bueno: pacífico, amoroso, sereno, humilde, generoso, compasivo, fiel, bondadoso, benevolente y honesto".
El nieto, después de unos minutos de reflexión, preguntó a su abuelo: "¿Y qué lobo ganará?" El anciano Cherokee simplemente respondió: "El que yo alimente".
Gálatas
5: 16, 17 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el
Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisiereis”
5:19
-22Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos,
iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
El apóstol Pablo nos instó a que anduviéramos
en el Espíritu, para no alimentar la carne, la cual está en enemistad con
Dios. La carne y el Espíritu se oponen, no hay armonía entre ellos porque La
carne no se sacia de pecar y el Espíritu
es Santo y busca que con nuestras actitudes y conducta agrademos a Dios.
Por eso la Palabra dice que los que son de
Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Así como manifiestas son las obras de la carne,
así mismo es manifiesto el fruto del Espíritu que es amor, gozo paz, paciencia
benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Es fácil saber por nuestro testimonio a
quien de los dos seres internos estamos alimentando, por los frutos que estemos dando.
Al dejar de orar, de leer la Biblia, de
asistir a la iglesia y de servir a Dios, es obvio que la carne se está
engordando y predominando en nuestro interior, pero si por el contrario
empezamos a caminar de la mano con Dios, le buscamos en oración, dejamos que nos
hable en sus Palabra y no perdemos la comunión con el cuerpo de Cristo,
entonces se anda en el Espíritu.
Ahora, bien así como el anciano Cherokee,
le respondió a su nieto, ante la pregunta ¿Quién de los dos ganará? Al que yo
alimente.
Así mismo predominará en nosotros al que más alimentemos: la carne
o el Espíritu
¿A cuál de los dos alimentaremos?
con amor para ti y para mí
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